Las primeras semanas después de las vacaciones son, paradójicamente, uno de los periodos más críticos del año para el compromiso y la productividad. El descanso renueva energías, pero también puede desconectar a las personas de la rutina, los objetivos y, en algunos casos, del sentido de urgencia. Para los departamentos de Personas y Cultura, este momento no debería gestionarse como un mero regreso a la normalidad, sino como una oportunidad estratégica para reanclar al equipo en la dirección correcta.
1. El reto del “efecto septiembre”
Estudios de Gallup (2023) muestran que el employee engagement tiende a fluctuar a lo largo del año, con caídas significativas en los periodos inmediatamente posteriores a largos descansos. La principal razón es el desajuste entre el estado mental post-vacacional y las demandas inmediatas del negocio.
En una encuesta interna realizada por McKinsey en 2022, un 42% de empleados reportaron que el retorno tras vacaciones era “el momento en que más difícil resultaba recuperar la motivación plena”.
Este fenómeno no es anecdótico. El impacto puede medirse en retrasos de proyectos, menor velocidad en la toma de decisiones y un descenso temporal en indicadores de rendimiento.
2. De la reincorporación pasiva a la reactivación proactiva
Las empresas que destacan en este periodo no esperan a que la “inercia” haga su trabajo; diseñan planes de reactivación.
Por ejemplo, Microsoft implementa en varios de sus hubs europeos una Focus Week tras los periodos de vacaciones, en la que se priorizan reuniones cortas, objetivos muy concretos y la revisión de metas trimestrales. El objetivo es evitar que el regreso se diluya en tareas operativas sin dirección.
Tres acciones clave para una reactivación proactiva:
- Reencuadrar la visión. Comenzar con reuniones cortas y de alto impacto que recuerden el propósito de los proyectos estratégicos.
- Marcar victorias tempranas. Elegir objetivos alcanzables en las primeras dos semanas para recuperar la sensación de avance.
- Reconectar emocionalmente. Permitir espacios breves para compartir experiencias de vacaciones y traducir esa energía en creatividad.
3. El papel de RRHH como catalizador
El departamento de RRHH tienen un rol determinante: actuar como arquitectos del clima post-vacacional. Esto implica coordinar con managers para alinear mensajes, facilitar dinámicas de cohesión y medir el pulso del equipo desde el primer día.
Según Deloitte Human Capital Trends (2023), las organizaciones que integran actividades de reconexión en sus procesos post-vacacionales reportan un 23% más de compromiso y un 17% más de satisfacción con el liderazgo, en comparación con las que no lo hacen.
4. Caso real: Iberdrola y su “Plan de Regreso con Propósito”
En 2021, Iberdrola lanzó un plan piloto en su sede de Bilbao para acompañar el regreso tras vacaciones.
El plan incluía:
- Sesiones “start smart” de 30 minutos para revisar los objetivos del trimestre.
- Microformaciones en herramientas digitales (Excel avanzado, Power BI) para potenciar la eficiencia inmediata.
- Un “reto colaborativo” interdepartamental con duración de 10 días.
El resultado: en la encuesta de clima, el 84% de los participantes afirmó sentirse “plenamente reactivado” en la primera semana, y la productividad medida por cierre de tareas aumentó un 12% respecto al mismo periodo del año anterior.
5. Lo que podemos aprender
- El tiempo importa. Las dos primeras semanas post-vacaciones definen el tono del resto del trimestre.
- La conexión emocional es estratégica. No es “pérdida de tiempo”, sino la base de la colaboración productiva.
- La formación táctica genera tracción. Dotar de herramientas concretas ayuda a pasar de la teoría a la acción.
Para los directores de RRHH y líderes de Personas, septiembre no es simplemente un mes de transición: es una palanca estratégica para reimpulsar la energía, reforzar la cultura y alinear al equipo con los objetivos de negocio. Gestionar bien este momento no solo evita pérdidas de productividad, sino que puede marcar la diferencia entre un trimestre correcto y uno extraordinario.